ZUENTZAT ha colaborado en el suplemento «SALUD-OSASUNA» del diario El Correo, con la participación en la elaboración del artículo titulado «Ejercitar el cerebro para que no se marchite».
En él recordamos la importancia de mantener unos hábitos activos, también a nivel mental, de cara a mantener en forma nuestras capacidades.
Las personas podemos hacer mucho en relación a nuestro proceso de envejecimiento y tenemos un papel activo en facilitar que nuestro cerebro se mantenga lo más en forma posible. Las investigaciones científicas han demostrado que el cerebro es “moldeable” a través de la actividad mental, gracias a la llamada “neuroplasticidad” o capacidad que tiene el cerebro para formar nuevas conexiones nerviosas a lo largo de toda la vida. Siendo esto así, podemos afirmar que podemos entrenar activamente el cerebro, obteniendo significativos efectos positivos sobre nuestras funciones cognitivas y desenvolvimiento cotidiano.
Hemos de tomarnos en serio la tarea de cuidarnos a todos los niveles, también a nivel mental. Para ello no tenemos que esperar a hacernos mayores y a sentir en nuestras carnes los primeros olvidos, sino que es algo que tenemos que cultivar desde la niñez a lo largo de toda la vida, cuanto antes, comprometiéndonos con un estilo de vida activo. Nunca es tarde para comenzar con una actividad mental continuada y estimulante. En la medida en que dejo de lado el cuidado de las capacidades mentales, corro el peligro de que se vuelvan “vagas” y poco eficaces, lo que me puede llevar a percibirme lento y torpe a nivel mental, con dificultades de memoria, entrando así en una espiral de desencanto y desmotivación en cuanto a las propias capacidades, alimentando el pensamiento de “no poder” y acelerando así la posible pérdida real.
Pero, ¿qué puedo hacer concretamente para ejercitar mi cerebro?:
- Desterrar prejuicios y estereotipos negativos sobre el envejecimiento: la realidad es que puedo seguir aprendiendo a lo largo de toda la vida (también en la vejez) y que puedo compensar déficits normales con entrenamiento y ejercicio. Si las personas tenemos un concepto positivo y de oportunidad sobre el propio proceso de envejecimiento, vivimos con mejor salud física, mental y emocional.
- Mantener hábitos de vida saludables, tanto a nivel físico, mental, emocional y social.
- Desarrollar “Contra-rutinas”: plantearse retos y desafíos mentales que supongan salir desarrollar, muchas veces con esfuerzo, pensamientos alternativos, creativos y estimulantes que propicien nuevas conexiones neuronales y aprendizajes. No temer la oportunidad de aprender cosas nuevas.
- Ejercitar la memoria para cultivar las capacidades que tengo y prevenir olvidos asociados a la edad. Al igual que cuido mi cuerpo y salud física a través del ejercicio y la alimentación, he de cuidar de mi mente a través del entrenamiento adecuado.
- Cuidar mi mundo emocional-afectivo: aprender a gestionar de una manera saludable y adaptativa mis emociones y utilizar la experiencia acumulada a lo largo de los años para poder mejorar mi competencia personal.
- Cuidar mis actitudes personales hacia mi propio proceso de envejecimiento, mirar esta etapa con las gafas de la oportunidad, aceptar los cambios para afrontar las dificultades, valorar las pequeñas cosas de cada día, marcarme objetivos por los que luchar y cultivar el humor para seguir aprendiendo hasta el final.
- Cuidar mis relaciones sociales: participar en el entorno, cultivar las relaciones familiares y las amistades, salir de mí mismo, poner en valor mi papel, capacidades y experiencia.
Puedes acceder a los contenidos íntegros de este suplemento «Salud-Osasuna» pinchando en el enlace siguiente:
http://suplemento.elcorreo.com/salud/2018/noviembre/22/